Hablar de muñecas hinchables siempre ha sido sinónimo de depravación, de vicio, de hombres solitarios que no son capaces de sobrellevar el estrés de enfrentarse a mujeres reales. Al menos hasta ahora…
Bob Gibbins es el afortunado sorprendente dueño de 240 muñequitas hinchables, a las que tiene todas en su casa, que parece más una gigantesca versión 3D de The Sims que una casa normal.
- Las muñequitas se reúnen en el sofá para discutir las actividades del día
Bob asegura que no ha mantenido relaciones sexuales con ninguna de ellas, solo es un hobbie. Un hobbie muy caro porque claro, a las muñequitas hay que sacarlas de paseo, comprarles ropas nuevas y todos los caprichos que se les antojen.
- Patsy, una de las enchufadas, se va de compras a la ciudad.
- Simpática escena familiar a la hora del té.
Pero claro, lo que todos nos preguntamos es cómo es posible que este simpático señor pueda llevar adelante semejante cuadro de casa, porque a día de hoy, las muñequitas aún no limpian el polvo ni cocinan. ¿La solución? … ¡Está casado! Efectivamente, su esposa, además de hacer las tareas de la casa, le ayuda a mover semejante ejército de maniquíes, no vaya a ser que den las 10 am y haya alguna todavía acostada. El matrimonio decide conjuntamente los nombres, las pelucas y los trajes que les compran. Un hobbie como otro cualquiera.
- Bob y tres muñequitas en el sofá viendo programas culturales.
- Dormitorio abarrotados de muñequitas cuando cae la noche
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