¡Nos colamos en el concierto de One Direction!

El día que me creí Samanta Villar, pero menos rato. Así podría definir a priori el 10 de Julio de 2014. Mi misión era acompañar a mi hermana de 17 años al primero de los dos conciertos que daba One Direction en Madrid, con los correspondientes teloneos de 5 Seconds of Summer y el gorritas Abraham Mateo. A pesar de mis 23 y de pensar que sólo había escuchado ‘Story of my life’, tenía que adentrarme en el mundo del fandom sin levantar sospechas. No fue difícil, porque la mitad de esas niñas son más altas y tienen más pechos que yo.

Después de varios meses pensando que mi día empezaría a las siete de la tarde, una semana antes del concierto me llegó una noticia: 5 Seconds of Summer, grupo favorito de mi hermana, incluso por encima de One Direction (ojo ahí), firmaban discos en Madrid. En Alcorcón, para ser exactos. En el Corte Inglés. Fuera. A las 12 de la mañana. Con todo el sol del mundo encima de nuestras cabezas. Precioso. Allí me encontraría con mis padres y mi hermana, y con cientos de niñas esperando entre vallas cantando todas a coro el disco de 5SOS, que muy amablemente habían puesto los señores del Corte Inglés para que las pobres chicas no se muriesen del asco. Todo un detalle, la verdad.

Con impuntualidad australiana salieron Luke, Ashton, Calum y Michael a escena, unos con gorros de lana y otros con gafas de sol porque debían estar algo confusos con el tiempo de España. Las chicas empezaron a subir con los discos en mano. No les dejaban ni hacerse fotos ni pararse más de cinco segundos (ojo al chiste implícito) con ellos, pero daba igual. Ellos les sonreían y les chocaban la mano, la espera de cientos de horas (¿Cómo? ¿Que solo llevamos quince minutos aquí? ¿Pero cómo es posible?) estaba mereciendo la pena. Vi a una niña salir llorando de la firma y diciendo “ay, es que son muy guapos, mamá”, mientras que la madre en cuestión, que estaba hasta el papo de estar ahí, pasaba cruelmente de las lágrimas de su hija fan. La pobre, es que media hora es mucho. Claro. Yo me compadecí mucho de esa señora mientras que veía a mi hermana hacer cola casi en Móstoles. Pobre. Media hora. Cuánto sufrimiento. Hija de puta.

Total, que tres horas más tarde, con descanso incluido para los chicos y ducha para las chicas a cargo de un señor con manguera desde lo alto del Corte Inglés, la firma terminó, 5SOS se fueron y los señores de organización empezaron a recoger ingenuamente. Los muy locos se disponían a tirar las botellas de agua de las que habían bebido los australianos, guardar los rotuladores con los que habían firmado, llevarse las sillas donde habían puesto sus estupendos culos, respirar el mismo aire que ellos. Hombre, por favor, un poco de decencia. Las más fans no permitieron esto y consiguieron llevarse las botellas de agua, lo cual propició el que ya supe que iba a ser el mejor momento del día: una niña apareció de la nada, corriendo hacia una de las que habían conseguido aquel tesoro de plástico y gritándole “OYE NIÑA, POR FAVOR, DÉJAMELA CHUPAR”. Lamentablemente seguía hablando de la botella.

Después de comer, descansar y cosas muy importantes como cargar el móvil, nos fuimos al Calderón. Llegamos con el tiempo justo y nos estábamos perdiendo a Abraham Mateo, que me dio tanta pena que aún se me escapa alguna lágrima. Nos quedamos sin escuchar temazos como “Sexy señorita”, “Sexy señorita remix” y “Sexy señorita feat. La filarmónica de Viena”. Fatal.

Nos alegramos mucho de que desde nuestro sitio en Mordor se viese estupendamente, y esperamos pacientes a que empezasen 5SOS. Yo ya me había aprendido alguna canción durante las tres semanas y media aproximadamente que estuvimos esperando en la firma, que tienen una que dice “heeeeee-eeeeey” y esa la llevaba guay. Resulta que los chavales estos molan bastante y sobre todo, son guapos, lo cual me pone mucho más fácil lo de hacerme fan. Luke, el cantante, es rubio con los ojos azules, y todo lo que tiene de guapo lo tiene de menor de edad. Me gustó mucho y me sentí un poco como un cura. Calum, el chino (“que no, que es neo-zelandés”. “Ya, ya, pero tiene cara de chino, así que chino”), es Mario López (Slater de Salvados por la campana) versión 2.0. Michael y su pelo verde recuerdan a Macaulay Culkin. Y Ashton, el batería, es precioso y tiene 20 añazos ya, así que todo en orden.

 

Al acabar 5SOS, las pantallas se llenaron de videoclips, anuncios de colonias y hasta tráilers de películas, y sonaron canciones para animar al personal como el ‘Single ladies’ de Beyoncé y, atención, un remix raro de LA MACARENA. Todo el Calderón bailando al son. Esto ya se lo ha apuntado el ex novio de Miriam de GH14 para su próxima conquista.

 

A eso de las 21:30 se apaga la música, se encienden las luces y comienza un vídeo muy estupendo de los cinco chicos de One Direction pasando de una pantalla a otra y haciendo esas cositas guays que nos brinda la tecnología. Acaba el vídeo y empieza a sonar ‘Midnight memories’, y yo me vengo muy arriba porque ya son dos las canciones que conozco sin saberlo. Y aparecen ellos. Harry, Liam, Niall, Zayn y Louis. Tan guapos. Tan sonrientes. Tan todo.

Yo me intento mantener en mi posición de “vengo obligada”, pero es imposible. Son la boy-band perfecta. Son muy guapos (esto lo voy a decir mucho porque es verdad), son jovencísimos, no llevan coreografías pero tienen su gracia en el escenario, interactúan con las fans, Niall (el rubio) se maneja con la guitarra en varias canciones y todos cantan. Esto último parece una obviedad, pero ahí está Howie de los Backstreet Boys para recordarnos que no siempre es así.

Y las fans son otro rollo. Perdón, el FANDOM. Aparte de saberse todas las letras enteras, como era obvio, son SÚPER organizadas. Para la canción “Don’t forget where you belong” quedaron por tuiter en llevar banderas. Pero no cualquiera, no. La mitad de las gradas la bandera de Reino Unido, la otra mitad la de Irlanda (son todos ingleses menos Niall, que es irlandés) y la pista la de España. Riéte tú de Eurovisión. Yo no sé si esto se hace en todas las ciudades, pero si no es así, los chicos debieron flipar bastante. Y en “You & I” había que sacar un cartel con la frase ‘Till the end’, y ahí estábamos nosotras (porque obviamente para mí también había cosas, mi hermana se había encargado de ello), con nuestros folios a trescientos kilómetros del escenario. Que igual tienes que ir con una maleta con todo lo que tienes que sacar en cada canción para ir al concierto, pero eh, se hace y ya está. El amor de fan no conoce límites, y una Samsonite tampoco.

¿Os había dicho que son muy guapos? Es que madre mía, qué barbaridad. Hasta los que no me parecían guapos antes del día 1D, como Louis o Niall, me gustaron. Liam iba en piratas y eso le restó un poco, porque a ver, eres una estrella del pop, vístete decentemente, por favor. Harry Styles está a un nivel superior, y lo sabe. Pero a mí el que me enamoró muy fuerte fue Zayn, a pesar de parecer poco espabilado, el pobre. Pero da igual, es TAN guapo que no me importa. Y tras una hora y 45 minutos de canciones pop bailables, lentas (ojo “Little things”, bonitísima), y alguna reminiscencia al folk de Mumford and Sons (una ambulancia para Malasaña, por favor, me comunican que ha habido infartos por esto), acabaron con “Best song ever”, que, oh sorpresa, ¡también conocía! Había pasado el examen.

Salí de allí encantada y sabiéndome más de una canción. Misión cumplida. Ya estaba preparada para ser una directioner.