[pullquote]Tras las injurias vertidas por el obispo contra la menor, la familia ha tomado represalias[/pullquote]
Como si se tratara de la sanguijuela Rex coronada como la especie más rara de 2010, la transexualidad sigue pareciendo a algunos algo de otro planeta.
La niña Gabriela de siete años hoy vuelve a ser noticia por su condición transexual.
Y es que sus padres se han querellado de nuevo contra el señor Jesús Catalá, obispo de Málaga, a raíz de unas declaraciones que consideran, han vulnerado el honor de la familia. Todo ocurrió mientras el obispo desayunaba el pasado 24 de enero con unos periodistas, ya que mientras mojaba sus churros o porras en café afirmaó algo así como que la fundación responsable del colegio religioso San Patricio, donde hasta hace unos días la niña estudiaba, protegía los derechos del niño como ser humano, «en contra del abuso de la junta y de su madre». No era la primera vez que dejaba caer que todo se trataba de un «capricho» de sus progenitores.
Jesús Catalá, descansando cómodamente al lado de algunos de sus fetiches:
la escultura de un bebé en calzoncillos y la foto de un latino septuagenario.
Los padres (que de ningún modo piden que se les compense económicamente), han querido que el obispo se retracte por menospreciar la labor de una madre que se ha volcado por defender los derechos de su hija para la que únicamente pide respeto. A colación, el páter ha negado la mayor, pero aunque esas palabras nunca hubieran salido de su beata boca, tampoco ha manifestado estar en desacuerdo con las mismas.
El Gobierno de Andalucía abrió un expediente a este colegio que, pese a los informes psicológicos presentados, aún se negaba a vestir a la niña con los atuendos propios de su género, así como acudir al baño correspondiente o denominarla Gabriela en la documentación propia del centro. Los padres se querellaron en marzo con su directora así como con Jesús Catalá y ambos se enfrentan a un delito que está castigado con un tiempo de cárcel de entre seis meses a dos años. Ahora, el representante de Dios en la tierra vuelve a enfrentarse a una acusación por injuria de la que apenas se ha pronunciado.
Por suerte, la niña ahora está en un centro público donde al menos tienen en cuenta sus necesidades primarias.
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