

httpv://www.youtube.com/watch?v=l3ukcxou2xI
‘Siento el ritmo del cuerpo tocándome’
‘ Mi chico bonito, un poco negrito ven papito, ven acá’
Ni en los mejores (= peores) momentos del Festival de la OTI habíamos escuchado versos tan inspirados verbalizando lo que realmente importa en el mundo latino: condonar la deuda externa, la deforestación del Amazonas, la explotación infantil el folleteo.
Fue enorme la sorpresa cuando el burofax que la televisión rumana ha enviado a nuestra redacción no se refería a la devolución de la cartera que fue sustraída a nuestro becario mientras atendía amablemente a dos ancianas cargadas hasta los dientes de oro de clínex y romero, si no que nos presentaba la canción seleccionada para Eurovisión por uno de nuestros países favoritos en el festival: ¡Rumanía! (todavía seguimos cantando Torneró en la intimidad).
Aunque pensamos que Mandinga era el nombre de la canción y Zaleilah el de la cantante por tratarse de un nombre chonible 100% y tuentiable hasta límites que van más allá de la fuente wingdings ($a_ZalEilAh_to_$hula ), resulta que es al revés.
La confusión aumentó cuando el videoclip oficial mostraba a la vocalista rumana, a la que a partir de ahora llamaremos por extensión Mandinga, entrar en un baño de algún local de los bajos de Azca a ver el diametro que tenía el pedrolo que acababa de tomar prestado retocarse…
…y como si hubiera consumido alguna sustancia, aparece tirada en una cuneta a las cinco la mañana con todos sus oros, tangas de euro, brilli brilli, estampados, botas peludas, camperas, lentejuelas, tul y satén en Marina D’or el desierto de Dubai.
Para disipar dudas y tras la sorpresadel cameo del experto en moda Josie, que ha terminado con éxito y citosis la fase crucero de la Dukan, tocando placenteramente el manubrio de la gaita que Coral no pudo llevar a Oslo,
comienzan los parachurus shale-lale-lalei (Zaleilah en rumano) y contemplamos a Mandinga, o «Vanessa la de Gossiguerl» como la llaman en su barrio, vestir un aídanizar esmeralda y paseándose por metrosur y un pryca con estanque de Coslada las joyas arquitectónicas del Emirato sintiendo el ritmo del cuerpo tocándola y el perfume del viento besándola.
En cualquier caso, estamos ante un elocuente ejemplo de cómo la diáspora española, obligada por la crisis y el exilio forzado de miles de jóvenes preparadísimos, está plenamente integrada en sus países de acogida. Los centenares de licenciados que trabajan en los VIPS de Bucarest, Constanza y Timisoara habrán sentido la nostálgica llamada de la madre patria y han tirado el magro saldo de sus móviles en votar a Mandinga.
Es previsible que gracias a este motivo Pastora Soler acabe dándose piquitos haciendo migas con Mandinga y vuelva con alguna pulserita de menos y algún punto de más. ¡Mult’umesc Mandinga!
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