Según informa Associated Press, Megan Hunstman, una pizpireta mujer de 39 años residente en Pleasant Grove (Utah), una pequeña ciudad a las afueras de Salt Lake City, acaba de ser arrestada por el asesinato de siete de sus hijos entre 1996 y 2006.
Tras su divorcio en 2011, Megan abandonó el hogar familiar, pero allí se quedaron viviendo sus tres hijas y su exmarido Darren West. Tres años después, justo después de salir de prisión, Darren se decidió a limpiar el garaje. Una caja de cartón llamó su atención, y al abrirla se encontró el cadáver de un bebé. Tras llamar a la policía, los agentes encontraron otras seis cajas de cartón con el mismo contenido. Sorprendentemente, a Megan solo se le imputan seis asesinatos, sin que nadie haya dado explicaciones de qué pasa con el otro bebé.
¿Qué esconderá la caja de Megan?
Aparentemente, nadie se dio cuenta de que la susodicha Megan había estado preñada siete veces en diez años sin que nunca saliera un bebé de sus entrañas. Seguramente su familia y amigos lo confundiesen porque siempre había estado un “poco gordita” y “abusaba del sirope de arce”. De hecho, la Policía ha decidido no imputar a Darren West, su exmarido, pese a que éste convivió con ella durante todo el tiempo en el que sucedieron los hechos. Sospechosamente, el último fallecimiento fue en 2006, mismo año en el que el marido fue enviado a prisión por poseer sustancias químicas para producir metanfetamina.
Sin embargo, esta teoría se viene abajo, como no podía ser de otra manera, por las declaraciones de los vecinos. Aaron Hawker asegura que Megan nunca actuó de manera sospechosa y recuerda que “siempre estuvo delgada”. Su mujer, Kathie Hawker, asegura que la mujer era muy amable con los niños del vecindario y que incluso “cuidó a su nieto durante años”. El matrimonio añade que la familia era maravillosa y que nunca dieron un problema.
Los vecinos de Megan A-NO-NA-DA-DOS
Otro vecino, Fred Newman, que conoce a la familia porque limpia su porche de nieve todos los inviernos, declaró a los medios locales que le parecía surrealista que las tres hijas que tenía el matrimonio no se dieran cuenta de los siete embarazos por los que su madre pasó.
El capitán Michael Roberts ha declarado que es uno de los casos más duros a los que se ha enfrentado la policía de Pleasant Grove y que tanto él como su equipo están devastados y emocionalmente agotados. En los diecinueve años que lleva liderando el cuerpo en la localidad, nunca se había enfrentado a un suceso tan espantoso. Sin embargo, la investigación sigue abierta.