Hace unos meses te hablábamos de «Serie B» y ya augurábamos grandes logros para esta producción española que prometía convertirse en nuestra nueva película favorita.
El pasado sábado 10 de noviembre pudimos asistir a una proyección de la cinta en un pase especial para bloggers, medios especializados, fans maritrash amigos y travestis demás amantes del séptimo arte.
A la proyección asistió parte del equipo técnico y artístico, representados por el director, Richard Vogue (Ricard Reguant, el hombre detrás de uno de nuestros programas favoritos: Estudio de Actores), el director de fotografía, algunas actrices de relleno coprotagonistas y la gran estrella de la cinta: Sonia Monroy, que acudió acompañada por parte de su familia (entre ellos la cabra, el organillo y el patriarca su prima Lydia).
El equipo de la película, invitándonos a insultarles.
Antes de poder ver la película, el equipo nos dirigió unas palabras aclarando que la película es un homenaje a los antiguos films de serie b en los que nada tenía sentido y todo era ilógico y absurdo, y la gran estrella, tras arrancarse por un pequeño acapella de su gran éxito, «Salvaje«, nos invitó a gritar, reír, insultar y tirarnos al suelo como Sonia pasarlo bien. Igual de bien que se lo pasaron en el Festival de Cine de Terror de San Sebastián donde el pase se convirtió en una pequeña performance a la que asistieron Mario Vaquerizo y Alaska.
httpv://youtu.be/G9GJ8ynYIss
La película, como os podéis imaginar, es una de las cintas más divertidas que hemos visto en años. La historia no tiene mucho misterio: un actor retirado (Manuel Zarzo) que vive en una casa aislada en medio del bosque encuentra a un par de guarrillas (Sonia Monroy y Marta Simonet) y se las lleva a casa. Pero las guarrillas son dos malas pécoras que pretenden robarle y aquello acaba peor que la matanza de Puerto Hurraco.
No os contamos nada para mantener intacta la sorpresa y para no desvelar los grandes gags de la cinta, pero podéis ir colocados tranquilos a verla porque encontraréis lo que más os gusta: mucha sangre, muchas tetas, mucho diálogo memorable (de lo absurdo que es) que hará que te caigas de la butaca de la risa y la gran sorpresa: una Sonia Monroy inconmensurable.
The Walking Monroy
Aunque se pase el 90% de la película con la boca grapada.
Pero sus dotes como mimo actriz eclipsan a todo el resto del reparto, consiguiendo con sus expresiones faciales, sus saltitos histéricos y su escote presencia robar todos los planos en los que aparece.
Lo único que echamos en falta fue un travesti, un número musical, un despelote masculino; pero nos vimos recompensados por una escena sexual absolutamente delirante con empotrador ¿hetero? incluído.
Premio AVN 2013 a la mejor escena porno
El pase, como se esperaba, fue un auténtico despiporre en el que todos acabamos gritando cosas a la pantalla y riéndonos a carcajada limpia cada vez que cualquier personaje abría la boca. Lo mejor, eso sí, es que se nota que la propia película no se toma en absoluto en serio y está pensada precisamente para eso. Así que cuando vayas a verla no te hagas la marisabidilla buscando fallos, porque la cinta está plagada de ellos y están ahí a propósito.
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Tras la proyección pudimos tomar una copa con parte del equipo mientras comentábamos lo mala divertida que resulta la cinta y después, sin saber exactamente cómo, acabamos comiendo en un restaurante junto a nuestra diva y musa y reina, reina, reina particular.
Fue allí donde pudimos enterarnos de muchos secretos del rodaje (como el motivo oculto tras las visitas al rodaje de Yolado Berrocal o los encuentros sospechosos con jóvenes asistentes a las JMJ) que sólo desvelaremos cuando tengamos que rellenar la web con cualquier tontería en un Sálvame Deluxe.
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Así que ya sabéis: a partir de ahora no sólo vais a hacer todo lo posible por ver la película (a ser posible asistiendo borrachos a una proyección en la que liarla parda), sino que además nos vais a ayudar en nuestra campaña para que la Academia reconozca los enormes talentos de Sonia Monroy como actriz y que ésta sea, de una vez por todas, la oportunidad de que la gran perdedora de Supervivientes 2011 se lleve a casa un Goya.
O un Yoga.
O los dos.
Apóyanos: queremos que Sonia gane algo de una vez.
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