Desde que hace unas semanas la madre del topo del Cuco acudiese a La Noria, el programa de TeleCinco no ha dejado de estar en boca de todos.
Algo genial para que los becariuchis de Vertele o Fórmula TV hagan sus chistes como «La Noria se ha pasado de vueltas» o «La Noria podría dejar de girar«, pero detrás de lo cual podría haber una campaña de desprestigio, posíblemente orquestado por la propia competencia. Sin embargo, algunos medios apuntaban a un bloguero del que jamás habíamos oido hablar como «capitán» de esta romántica iniciativa en pro de la «televisión de calidad».
Algunas fuentes apuntan a que ese bloguero, Pablo Herrero trabajó el programa de Antena 3, Espejo Público, cadena que por cierto también entrevistó a la madre del Cuco.
El caso es que progresivamente, los departamentos de comunicación de las marcas se han ido acojonando ante la idea de ser vistos por la audiencia como «empresas que apoyan matar niñas», algo completamente absurdo, demagógico y que no debería caber en la cabeza de una persona con dos dedos de frente.
httpv://www.youtube.com/watch?v=1BCA8dQfGi0
Puestos a ser demagogos, nosotros propondríamos que el espacio que Nestlé ya no usará para anunciar su marca, lo utilizase para dar explicaciones de las denuncias de Greenpeace sobre la deforestación de las selvas tropicales, Panrico podría utilizarlo para explicar por qué el Ministerio de Medio Ambiente le sancionó por verter aguas tóxicas o Campofrío contarnos por qué Igualdad Animal los denunció por el trato humillante a los animales de su granja. Solo son algunos ejemplos, porque el resto de marcas como Puleva, Bimbo o Vodafone también coleccionan denuncias por publicidad engañosa, abusos de algún tipo e incursiones en todo tipo de delitos. Aunque para El Cajón Desastre, el mayor delito es la canción del Queso Milner.
El argumento más repetido en las cafeterías es el típico de «que se jodan y eliminen el programa». ¿Alguno de estos borregos se ha parado a pensar en lo que le costaría a TeleCinco o a la productora eliminar La Noria y estrenar a la semana siguiente un programa llamado El Tiovivo con exactamente la misma línea de contenidos? Nada.
Sin embargo, si efectivamente se retira La Noria, y todos los programas con la misma línea «editorial» que pudiesen sucederle ¿Quién sale perjudicado? Las decenas de trabajadores; cámaras, guionistas, maquilladores, el típico mariquita que nadie sabe lo que hace pero que siempre tiene una botella de agua cuando alguien se la pide o María Patiño ¿¡Esque nadie va a pensar en María Patiño!?
Gente que, en definitiva, ni pincha ni corta en quién se entrevista.
Y, de nuevo, puestos a coquetear con la demagogia, podríamos hacer un análisis de las marcas que apoyaron las entrevistas «cobrando» de otros imputados en delitos como Emilio Rodíguez Menéndez, Julián Muñoz o Mario Conde.
De hecho la propia Asociación de Telespectadores ha dicho que «las tropelías cometidas en Sálvame son superiores a las de La Noria» así que en un gabinete extraordinario en nuestra redacción, hemos barajado todas las posibilidades absurdas que pueden haber llevado a un sector de los internautas, (seguramente no espectadores de La Noria) a rasgarse las vestiduras, las hemos metido dobladitas en papeles en una caja y hemos sacado una al azar, llegando así a la conclusión de que todo es una maniobra de Abel Arana, que quiere cobrar el paro y de paso evitar que su ex-amiga Erica Magdaleno Music vuelva a actuar en prime time.
Este sábado se volverá a emitir La Noria, sin publicidad y sin asegurar su continuidad la semana que viene. Si finalmente se cancela, esta web habrá aparecido en un programa de culto, y los pseudo-gurús de internet se quedarán con la sensación de que han hecho algo útil, cuando en realidad es lo mismo que darle un terrón de azucar a un burro para que deje de trotar. Si algún anunciante llega a la lógica conclusión de que matar niñas no mola nada, pero entrevistar a la madre de alguien que presuntamente lo ha hecho no consigue que ninguna resucite; seguiremos disfrutando cada sábado con el protragonista del grupo «Ratones que se alimentan de la cara de Jordi González» y del flequillo imperturbable de Sandra Barneda.
Pase lo que pase, seguiremos viendo en bucle nuestra aparición en este programa.
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