El escándalo azota el Festival de Eurovisión al descubrirse el verdadero drama que se esconde tras alegres y pegadizas canciones bailadas con todo tipo de tules y gasas con encajes: solo van a verlo maricones.
¡Maricones, a callar!
Esa es la dramática acusación que ha realizado la prestigiosa cantante gitana de 61 años Esma Rezdepova, madre adoptiva de 47 zagales fieramente heterosexuales y que nunca se atreverían a vestirse con toda la lujuria de las prendas de su madre.
Esma ha destapado la caja de pandora eurovisiva revelando al mundo entero que quien mueve los hilos eurovisivos no son los rusos o los azeríes regalando tarjetas Lebara a europeos de países pequeños sino el maligno lobby gay:
“¡Esto es un ultraje! ¡Solo maricones! Este evento ha sido tomado por los que corren en los desfiles del orgullo gay por todo el mundo. Lo habia oido antes, pero esta fue la primera vez que he visto con mis propios ojos en lo que se ha convertido este maravilloso concurso musical. No es de extrañar que no nos hayamos clasificado.”
Al parecer era tal el poder de dicho lobby y tal la invasión en las calles de Malmö de militantes de la cáscara amarga que incluso la delegación de su país, la Ex República Yugoeslava de Macedonia, estuvo recluida en el hotel salvo para salir a ensayar y actuar. Tal es así que su compañero de actuación, al atildado Lozano «no se le permitió salir del hotel, y mucho menos ir al Euroclub, por temor a ser tocado de forma inapropiada” – declara Esma aún consternada por tanto sodomita campando a sus anchas al diario serbio «Kurir».
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