Las dos se han hecho famosas gracias a su “poker face” y las similitudes entre ellas son… ninguna. Excepto que ambas están forradas y que son de Nueva York pero mientras una se ha graduado en la Universidad de Yale, la otra es cum laude de la vida. Perfiles distintos.
Stefani Joanne Angelina Germanotta es una de las reinas del pop pero la verdadera reina de corazones no es ni Lady Gaga, ni Ana Obregón, ni la de “Alicia en el país de las maravillas”: es Vanessa Selbst.
Selbst es la mujer que más dinero ha ganado con el poker en la historia del juego y, en mayo de este año, la mejor jugadora de poker del Planeta, hombres y mujeres incluidos. Salvando las distancias y el maquillaje, es la Lady Gaga del poker.
Aun no ha cumplido los treinta y ya acumula, fichita a fichita, unas ganancias de unos 10 millones de dólares. Eso sin contar los patrocinios, puesto que Selbst es una profesional del equipo de la sala Poker Stars, la mayor del mundo y la misma para la que es imagen Rafa Nadal.
Vanessa Selbst es la Lady Gaga del poker por su éxito pero también porque, a su estilo, no tiene pelos en la lengua.
Es la única jugadora de la élite del poker mundial que ha reconocido ser lesbiana, aunque “reconocer” no sea la palabra porque no lo ha negado nunca. Al contrario, siempre ha sido una cuestión muy pública a la que no se le ha dado demasiada importancia en el circuito.
Siempre imaginamos el mundo de los naipes con señores que fuman puro y mujeres accesorio pero el cliché está bastante alejado de la realidad. Aun así, algo de eso todavía queda.
En una entrevista al periódico Metro, que es el que dan gratis en las estaciones del underground de Londres, Selbst decía que nunca había tenido problemas ni se había encontrado con prejuicios por ser gay pero sí por ser mujer. Se quejaba de que no la invitasen a algunos torneos –a ella que “sólo” es la mejor jugadora de poker del mundo- porque quieren que sólo vayan hombres. Ver para creer.
Selbst es una buena chica, preocupada por los derechos humanos, que tiene dinero para aburrir pero dice que sus caprichos son el sushi caro y los taxis de Nueva York (con la de cosas que se nos ocurren a nosotros…), y que se casó el año pasado con su novia de tres años y medio.
Le pidió matrimonio un día antes de un torneo muy importante, ahí jugándoselo todo. Miranda Foster, la novia, dijo que sí, y como si fuera un cuento Disney, sus sueños se hicieron realidad y acabó ganando el torneo: 1.424.420 dólares de premio. Como para que la otra le dijera que no se quería casar.
La boda fue en agosto y luego se fueron para Barcelona donde coincidieron en un torneo con Gerard Piqué, otro guapo que juega a poker. Igual es cuestión de empezar.
Vanessa Selbst no lleva taconazos ni pelucas o vestidos de carne pero es tan diferente como Lady Gaga. Es un poco sosa, todo hay que decirlo, pero es la mejor en lo que hace. Sin Britneys ni Rihanas ni Kates ni siquiera Madonnas con las que compartir el trono. Es leyenda viva es simply the best.