

Eso es lo que se encontró al desayunar el pasado viernes 1 de Octubre Anthony Rodríguez, un joyero de Chicago.
En el restaurante al que acudía a desayunar desde hacía doce años, el Pittsfield Deli, ya había encontrado pelos en otras ocasiones pero llegaba tan hambriento, según sus propias palabras, que pasaba por alto el desagradable detalle. En cambio este viernes entre los huevos revueltos que había pedido, apareció algo que no pudo evitar estropearle el desayuno.
«Cuando iba por la mitad, levanté mi chuchara y se cayó un trozo de huevo,» declaró Rodríguez. «lo siguiente que vi fue una goma».
Inmediatamente paró de comer y pidió a su camarera favorita que le echara un vistazo. Ella, que se olía lo que les podía venir encima, cogió el plato, lo llevó a la cocina y lo limpió. Pero Rodríguez pudo tomar un par de fotos que demuestran su plastificado hallazgo
.
Bill Giotakis, el propietario desde hace 25 años del restaurante, declaró que no era un condón lo que había en la comida: «Todos saben que la ley del estado de Illinois requiere que cuando te cortas un dedo, le pongas una goma encima, eso es lo que era. No era un condón. Tengo pruebas. Tiene que haber sido del muchacho que corta las patatas».
A Rodríguez no le convenció la explicación, ni tampoco que Giotakis le devolviera el dinero y ofreciera sus disculpas. Rodríguez no volverá al Pittsfield nunca más. «Esto se ha pasado de la raya», dijo.