

Tras una dura jornada de trabajo el rudo y varonil Steve McCormack necesitaba descansar cuerpo y mente. Todo sudado, decidió desabrochar su camisa de cuadros, aunque dada su frondosa mata de vello corporal, prácticamente era como si llevase un jersey de lana.
Necesitaba descansar un rato así que paró en un área de descanso que parecía tranquila y resguardada de miradas indeseadas. Con el fín de poder relajarse, trató de acoplar su camión al remolque cuando de repente resbaló, cayendo sobre la manguera de los frenos de aire, que se rompió rasgando sus ceñidos tejanos y convirtiendolos en un sensual jockstrap.
Lo que experimentó después pudo cambiar su vida para siempre, pero con la ayuda de sus compañeros
La manguera continuó echando aire encajada en su ano; «Sentí como entraba el aire en mi cuerpo y estuve a punto de explotar». Fué tal la cantidad de aire introducida que la grasa de su cuerpo quedó separada de sus músculos, inflando la pierna, el pecho y la cara.
McCormack gritó ayuda y sus compañeros corrieron a controlar el aire. Pese a acabar en la UCI, Steve llogró salvar su vida. Los médicos, sorprendidos de que el aire no hubiese reventado por completo su cuerpo, extrajeron una parte del aire, pero hasta 3 días después no recuperó su tamaño normal; no obstante, nos hemos interesado por el postoperatorio y Steve nos lo ha aclarado: «Uno solo tiene que eructar o echarlo por los pedos» – afirma entre risas y ventosidades.
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