Un periodista gallego de nombre Javier aprovechó su visita al Papa Francisco en el Vaticano para hacer un regalo muy especial a su madre: hablar con el Pontífice a través de su teléfono móvil.
El jóven (o no tan joven a juzgar por la foto, y por mucho que siga asistiendo a las JMJ) tuvo que hacer varias llamadas sin que nadie descolgara el teléfono, posíblemente mientras la madre hacía el ritual de todas las madres cuando las llaman:
1-. Buscar el teléfono en el bolso.
2-. Esperar unos segundos con él en la mano mientras suena para que todo el mundo sepa que está recibiendo una llamada, (incluso si está en una sala de espera de un hospital o cualquier otro sitio en el que está explícitamente prohibido).
3-. Leer en voz alta todo lo que pone en la diminuta pantalla de ese teléfono que fue tuyo en 2006 en voz alta: «HIJO MÓVIL».
4-. Seguidamente tocar un botón aleatoriamente y murmurar por lo bajo por no obtener el resultado deseado (descolgar el teléfono) al tocar el botón del «Número 3», de «Subir el volumen», y de «Ok».
5-. ya por fín a la cuarta llamada perdida, tocar el teléfono verde y descolgar.
Ese fue el verdadero milagro, descolgar el teléfono. Pero ella, a lo suyo:
“No soy una privilegiada, fueron las circunstancias. A este Papa le encanta estar en contacto con la gente”.
Esas fueron las palabras de la afortunada que, desde España, recibió la bendición directa del Vicario de Cristo y pudo darle las gracias.
¿Quién quiere unas rosas que en unos días se volverán marchitas?, ¿quién desea un perfume cuyo aroma, al cabo de unos minutos, apenas quedará nada? Una llamada directa con Dios (aunque solo sea a través de uno de sus representantes) es algo que perdurará por siempre en la memoria de tu madre. Y es que la mujer que te dio la vida, a la que tantos disgustos le has dado, esa que tanto ha sacrificado para augurarte un buen futuro, se merece algo más que publicar una foto suya en tu facebook a tu lista de follamigos cuando ella no tiene ni ordenador: Se merece una llamada del Papa y mucho más, o eso es lo que pensó este hijo.
A la vista de la expectación generada por el uso de algo tan moderno como es una llamada telefónica, quizás la Curia Vaticana debería plantearse la posibilidad de implantar este cristianísimo servicio ofertado por el Santo Padre vía whatsapp:
