Solamente quince canciones participarán en la segunda semifinal debido a que tres balcánicas cabreadas llamadas Croacia, Bulgaria y Serbia han decidido desapuntarse a ver si alguien las echa en falta. Se ha ido también Chipre, esa joven que no puede pagarse el alquiler. Todas estas se unen a Turquía, que desde el chute de moralina que se ha metido el año pasado no ha salido aun del coma místico. Vamos a ver que nos depara este jueves eurovisivo en el que tendrás que buscarte los links como la noche de los oscars o los globos de oro aunque sin doblaje de E! Latino. De esta semifinal pasarán el 66% de las canciones. Las cinco restantes serán premiadas en su currículum eurovisivo con una mancha digna de la del Capitán Schettino.
En el nombre de cada país encontrarás el video clip oficial.
MALTA
Abre esta islita que últimamente íntima mucho con Azerbaiyán y en la que todavía nadie ha resuelto ese Expediente X en el que se cuenta como justo a la mañana siguiente de la final de Eurovisión los barrenderos malteses recogen de las papeleras decenas de microsims. Este año han cambiado el olivo mediterráneo por el álamo de Texas con este country insoportable que incluso solo quedó cuarto en el televoto maltés y tuvo que ser el insobornable jurado de turno quién les regalase el pasaporte. La verdad que estamos casi al suicido cuando leemos a sesudos analistas decir que nos encontramos ante una canción «madura» y que es «música adulta». Hijas, que es Eurovisión, no Radio 3.
ISRAEL
En esta redacción nos ha pasado en muchas eurovisiones que cuando estamos para perder ya totalmente la Fe en lo eurovisivo, llega Israel y nos la devuelve. En esta edición lo hacen a través de esta ametralladora musical que deriva en bofetada en la cara llena de reproches a cargo de la primera diva de la noche, una cantante y actriz llamada Mei (31) que tiene un apellido muy de palitos de cangrejo deluxe: «Finegold -. Ella es como si Luján Argüelles hubiera nacido en un kibutz y tuviera el carácter de estas que hasta que no toma el café de por la mañana no es persona. Nuestra homeópata recomienda cantar la parte en hebreo en esos flemáticos días de carraspera.
NORUEGA
Eurovisión es un sinvivir desde que los productores determinan el orden de las canciones: cuando sales del subidón de una, te viene el bajonazo de la siguiente. Esta empieza con un piano en solitario que mete miedo de lo que pueda venir. Pero, amiga, no te fíes de las apariencias. Mira al cantante, Carl Espen (31), un debutante sin experiencia musical que parece que viene de quedar cuarto en la competición de dardos del bar de abajo y de repente nos empieza a contar que siente un bulle bulle por dentro, una tormenta silenciosa, y que al igual que tú y que yo sigue esperando ese amor que no llega. Este es el temazo que escucharás 2521 veces en repeat cuando estés depre porque te han dado calabazas. Como anécdota, se la compuso una prima suya lesbi.
GEORGIA
Cuando nos enteramos que una tal Mariko (30) iba en su representación nos pusimos hasta nerviosos. Desgraciadamente es otra que piensa que porque Shakira esté en la sección «Músicas del Mundo» en las tiendas de música de Tblisi no se ha enterado que en el resto del mundo la colocan en «mainstream» o directamente con la pegatina del CD a 3€. Todavía no sabemos si este adefesio sonoro es un homenaje al Rey León o al dadaísmo, pues no hay una puñetera estrofa ni un maldito coro para engancharse. Sí, podríamos decir que es el primer «¿Hola?» de este año.
POLONIA
Nos bajamos del tren de la bruja georgiano para montarnos en el saltamontes polaco, que en esta edición representan al poderoso lobby heterosexual que cada año exige estar porquesí. Cleo (32) ejerce de lideresa espiritual de las chicas eslavas y nos muestra las cualidades que las hacen mundialmente famosas: ubres a go-gó, ordeños, pintorescas danzas picantonas, fricciones de aperos de labranza… Esto era en lo que pretendía Darek transformar a Susana Uribarri. Para los polacos esta canción es un éxito comercial de larga duración comparable a la Macarena de Los del Río. Ahora que Karol Wojtila es santo tienen más cerca que nunca el milagro de pasar a una final.
AUSTRIA
«Sed únicas y utilizad el descaro, el carisma y el talento». Es el consejo que Ru Paul regala a las participantes en esa joya televisiva que debería ganar todos los TP de ORO del mundo llamada «Ru Paul’s Drag Race». Conchita (25) sería la alumna perfecta con este tema algo autobiográfico pleno de dignidad jamesbondiana y que merece pasar a la final. En el buen árbol de la Wurst ha sabido cobijarse Ruth Lorenzo, que de showbiz sabe un rato e intuye los beneficios de ser amiga de la representación que más polarizará la opinión pública antes, durante y después. Pulgares arriba para la elección de este país tan conservador. Parafraseando a Ru Paul una vez más: «Europe, don’t fuck it up»
LITUANIA
Una de las canciones más contemporáneas de todo el festival, con sonidos interesantes, arreglos de house modernete y composición R&B muy digna para una Kandi o una Lil’Mo. ¿Y por qué va casi la última en las apuestas?. Pues porque Vilija (27) piensa llamar la «Attention», 1) gritando como si se presentara a un casting de pillar puesto en el mercadillo del domingo y 2) yendo vestida como si Guille Milkyway diseñase para David Delfín. El resultado final es como la habitación de una adolescente: un auténtico desorden en el que no hay forma humana de entrar. Todo un mérito teniendo en cuenta que su disparatada preselección consistió en 12 eliminatorias donde se hicieron combinaciones entre 16 canciones y 20 artistas.
FINLANDIA
Estos, aparentemente, cándidos y tiernos querubines de entre 17 y 19 años te regalan la canción que tienes que poner a ese colega modernete que solo escucha a The Killers o The Bravery para convencerle que se venga a tu Europarty. Un rock indie, algo himno, bastante radio friendly y con un coro de esos que tanto nos gusta en Eurovisión para que el estadio de turno en un plano cenital en movimiento cante ese «Oh-oh-oh-oh» que ya es tan típico en el Festival como arrancarse una falda. No somos muy de bandas rock, pero nos acordamos de los armenios unicejos del año pasado y nos dan los siete males. Les perdonamos que la letra no tenga absolutamente ningún sentido, ninguno lo teníamos a su edad.
IRLANDA
Mucho nos tememos que si pasa a la final, Íñigo reeditará esa bonita tradición por la que el comentarista español masculino babea con alguna de las mujeres representadas. La culpa será de Kasey Smith (23), una irlandesa muy estilosa que a pesar de su juventud mantendrá esa añeja tradición de maricastaña que consiste en llevar violines, bailarines, panderetas célticas y fondos verdes y naranjas para su canción. Al menos mantiene la senda abierta por los Jedward de modernizar las representaciones irlandesas y que les ha colocado en la final en los últimos cuatro años. Fueron últimos el año pasado, algo que Raquel del Rosario les agradecerá de por vida.
BIELORRUSIA
Continuando con esa campaña que el dictadoresque, y sin embargo eurofán, Alexander Lukashenko mantiene por dulcificar la imagen de su país y tras el helado Soleyoh del año pasado, le toca el turno a la tarta de queso con la que por fin Teo (31) va a Eurovisión. Mientras que cada años más países envían cosas más ‘serias’ a Eurovisión, los bielorrusos siguen siendo un oasis del kitsch, el brilli-brilli y tunning musical. ¿Pero qué sería de este concurso sin estas canciones que nos regalan los momentos WTF!? de cada año?. Solo por nombrar a Patrick Swayze y a Jennifer Gray podemos adivinar que este pseudo jazz es también una reliquia del siglo pasado. Todavía tenemos la esperanza de que saque unas maracas y se pinte la cara de verde.
ARY MACEDONIA
Cualquier cosa tras aquella Marujita Diaz de rojo regurgitando alaridos en Malmö suena refrescante. De momento la hemos cambiado por Tijana (38), que es la viva imagen de lo que sería Paula Vázquez si no hubiera dejado de comer. De primeras tiene mejor gusto para la ropa y al contrario que la ínclita Esma tiene pinta de acoger amigos gays apaleados después de la manifa del Orgullo en Belgrado (ciudad de la que procede). A falta de balcánicos, han pasado de jugar la carta folklórica para regalar otra de las pocas melodías bailables de este año pero que nos tememos que se quedará en nifú-nifá. El carisma y la personalidad de Tijana no levantan esta inofensiva canción.
SUIZA
Todos conocemos al típico italiano que se mueve peligrosamente entre lo simpático y lo cargante.
Sebalter (28), además silba. Procedente del Ticino, es el reemplazo lowcost de Marco Mengoni en los suspiros de muchos/as. Su canción tiene violín a lo Rybak, tarareos, un banjo, palmas y muchos silbidos, todo muy camarote de tercera clase en el Titanic. Si no fuera por esa actitud de ‘cheeky boy’ escucharíamos en mute la canción. Celine Dion y Lys Assia deberán seguir bañándose en formol.
GRECIA
Entre 19 y 24 años tienen estos tres chavales encargados de mantener encendida la llama de la revolución eurovisiva griega, aquella que inició Sakis Rouvas hace una década y que salvo un año, siempre les ha dejado en top10. Da igual que organicen preselecciones en centros comerciales o que los cantantes tengan que pagarse los costes, su flow «is oh-so-freaky and these boys are oh-so-cheeky» que volverán a quedar bien. «Rise up» es pegadiza, divertida e invita a bailar saltando contra el resto de invitados, no importa si tiráis las copas, mientras en este festival cante Grecia, habrá alegría.
ESLOVENIA
La eterna novicia balcánica viene representada por Tinkara Kovać (35), otro signo de esperanza para Coral Segovia tras perder tres preselecciones entre los 90 y los 00. En un intento más por dar un poco de lustre a su estéril historial eurovisivo, todo en esta canción tiene tufillo a compositores que se sientan a escuchar por youtube canciones ganadoras de hace 20 años, sacan un retal de cada una y le ponen una letra traducida del google translator. Tinkara toca la flauta a ver si suena. Por de pronto los productores han premiado a Eslovenia, que se apuntó fuera de plazo, con un puesto en la semifinal muy de finalista. Pero creemos que ni aún así…
RUMANIA
Junto con los holandeses, el otro dúo mixto de este año es el de dos viejos conocidos: Paula Seling (35) y Ovi (39). Si en 2010 fueron terceros con su doble piano transparente, este año también buscan el milagro de llevarse a Bucarest por fin el Festival. Su canción es bastante inferior a aquel «Playing with fire» pero lo básico permanece: Paula canta y Ovi pone caretos. Eurovisión está siendo bastante cruel con los cantantes top3 que vuelven a participar. La lista de cadáveres es larga de un tiempo a esta parte: Dana International, Chiara, La Perrelli, La Kavanagh… con una canción más endeble que la defensa de Oscar Pistorious normal que se pongan a hacer efectos visuales en escena. Merecen estar en la final para demostrar que el Eurodance, o algo parecido, sigue vivo.
De nuevo gracias a Ben Morris por sus miniaturas de https://www.facebook.com/minipopicons
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