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Indómita y maruja, así es La Moni

Escuchamos habitualmente que en España no valoramos lo que tenemos, y aunque con este dicho a menudo se peca de ingenuidad o deliberada gilipollez patriótica, en determinadas ocasiones no podría ser más cierto. Mónica Naranjo es un claro ejemplo de ello.

Su nombre evoca, acertadísimamente, el concepto de «gran voz» en buena parte de la imaginería popular; concepto casi siempre acompañado de otros grupos sintácticos adyacentes muy descriptivos como «gritos de perra», «loca perdida», «transexual operada», «chochimusic», «diva gay» y un largo etcétera. Con todos concordamos y a todos aplaudimos, bravi bravissimi. Ahora bien, ¿están estas singulares características consideradas en su justa proporción? ¿Tenemos suficientemente bien ponderada a esta figura de la canción que es la Naranjo? Para nada. Y si no, detengámonos a pensar:

Ponernos a demostrar aquí acerca de su voz sería demasiado obvio, tecnicismos musicales aparte. Soprano lírico-spinto con sobreagudos de ligera y graves de contralto (Sofia, Bulgaria, Bratislava, Catalunya), cuatro octavas, registros de pecho y de cabeza, blalablabla. Vamos, que no nos sale del parrús extendernos porque está muy claro. Tira de Youtube, cariño.

httpv://www.youtube.com/watch?v=hJH1Ky6DQNY

Los gritos de perra, muy en contra de lo que absurdas susurrantes como Christina Rosenvinge podrían esgrimir, nos han brindado actuaciones impagables de desmelene laringítico, grullerío del más alto copete, orgía de foniatras. Especialmente memorable y representativo es ese Punto de partida a dúo con la inmensa Jurado, el apocalipsis de Lladró.

httpv://www.youtube.com/watch?v=Tb1nvWSVHsU

Loca perdida, y además del coño. ¿Qué cantante es capaz de saltar intermitentemente de un español de la Alcarria a un español de Tijuana a lo largo de la misma entrevista y quedarse tan pichi? ¿Quién podría hablar con esas inflexiones sin hacerse después lo menos un Rocío? Minuto 8:35 (tras una actuación que nos remite al punto anterior). Jesús lo torea como puede.

httpv://www.youtube.com/watch?v=V1-66AHqOUc

Transexual no, pero operada marcándose un InfantaCristina sí, y encima pasando por fases intermedias de pura belleza picasiana. En algunas se le llegó a notar la cara hinchada y desubicada, en plan La Máscara. Ni confirmó ni desmintió, jugó al despiste, como las grandes.

Maestra de la chochimusic a un nivel que trasciende cualquier límite del género, con hits eternos como Las campanas del amor, Desátame, Pantera en libertad y la omnipresente Sobreviviré, que empapan nuestra cultura e historia a nivel definitorio de identidad. Y diva gay cañí por excelencia y derecho propio, basándose en todo lo anterior aderezado con bien de brilli-brilli, de modelitos embutidos, de golpes de melena y de bailarines musculados. Un desfás, cómo eran los 90.

Incluso se retiró de la vida pública y musical varios años, durante los cuales muy poco se supo de ella aparte de un recopilatorio en el que Sony Music lo vio clarinete para finiquitar contrato y en el que se incluyó el infame tema nuevo Enamorada de ti (los fans, que durante ese parón vivían su temporada de The Walking Dead particular, negarán este párrafo a muerte). Todos los postulados del pop internacional de alta competición se iban cumpliendo en Mónica.

Fue en 2008 cuando, atendiendo de nuevo a esos postulados, protagonizó un antológico comeback de manual con esa maravilla de WTF que fue Europa. Orquesta clásica, aires de copla muy Pantoja’s, metáforas del Siglo de Oro, gorgoritos operísticos, tonos de borrachuza, explosión de electrónica rara… Muy musa. Los Japis lo escuchamos en el Nike y esa noche acabamos 5minis.com. La Naranjo estaba de vuelta y queríamos más, mucho más.

httpv://www.youtube.com/watch?v=DhS9i2t8RWs&ob=av2e

Ahí vino precisamente el problema. En el «mucho más». Reapareció en televisión abriendo la gala 0 del OT de ese año, con un kimono de glitter cruce de Nothing really matters y un exceso de Mariah Carey, mucha luz, mucho playback, mucho drama escénico, no podía pintar mejor. Hasta que llegó la entrevista de rigor y se hizo patente: el drama no era escénico, era DRAMA a secas. Todo el rato lánguida, gris, aflatá. Impagable su fatalista «¿Estáis seguros?» a los recién estrenados concursantes, otra vez con un Jesús Vázquez que no sabía dónde meterse.

httpv://www.youtube.com/watch?v=hQ9fAjNO0n0

A partir de entonces la sombra de la sospecha se fue alargando. Siguió el lanzamiento del nuevo disco, Tarántula: una portada en la que se disfrazaba de Sarah Brightman fusionada con una Bratz gótica, una sucesión de cortes que en su mayoría bebían de un rock atonal y ruidoso (con benditas excepciones como la citada Europa, Amor y lujo o Idilio), unas letras propias de adolescente problemática y contestataria, empecinamiento en esa actitud melancólica y lacia… «En este trabajo encauzo mi veneno», decía ella para explicar el porqué de tan inesperado arranque oscurantista. «Pues encáuzate un buen chute de prozacs, como todas, y así acabas antes», decimos nosotros. Un poco de pereza.

Nuestras esperanzas de que fuera una corta etapa de fingida madurez como las que nos ha vendido Madonna se esfumaron cuando comenzó la correspondiente gira. Menuda campaná. Sus principales éxitos desgranados en versión Marilyn Manson y con una cutre feísta estética siniestra en lo que bien podría haberse llamado «Mónica Naranjo: The Exorcist Girl Tour». Despropósito total.

«A veces soy una niña mala, otras soy una niña buena.»

Al poco tiempo sorprendió a propios y extraños con la gira Adagio, en la que reinventaba su repertorio en clave sinfónica. Un concepto algo pretencioso (chata, no eres Nana Moskouri ni falta que te hace) pero que se demostró interesante y, ya metidos en barrena depresiva, desde luego más acorde con su background y sus dotes que el intento de Rammstein. Fue éxito de público y crítica, pero con nuevos errores: la matraca de desasosiego vital se vio acentuada por unas proyecciones durante los conciertos que ríete tú de las pinturas negras de Goya (marioneta emo incluida), y por un nuevo look de catequista cincuentona, yaya manchega o nodriza entrada en carnes, a vuestra elección. Muy pesada.

Y en menos tiempo aún se embarcó en otra tournée más: Madame Noir. Se vendía como obra de teatro musicalizada a piano, en torno a una diva excéntrica y desequilibrada de los años 50 (qué valor, tú misma, cerda). La realidad era un show totalmente low cost (a precios exorbitados, claro afán recaudatorio a lo «Sticky & Sweet / Paying my divorce Tour» de la de Detroit), que finalizaba con una versión jazzera-gatuna del aria Nessun dorma (¿cómo te quedas?), y en cuyo estreno en Madrid saltó la alarma de incendios estando la doña a punto de morir aplastada por el telón ignífugo (verídico). Puntos positivos: algunas versiones de canciones de Mina que fueron una delicia, y que el guión y la interpretación rebosaban histrionismo humorístico (de mercadillo y a costa de hacer de ella una payasa, por otra parte). ¿Le habrían recetado al fin la ayuda farmacológica que reclamábamos a gritos?

httpv://www.youtube.com/watch?v=K58FniuoIWg

Todo parece indicar que alguna pastillita contra la depresión sí ha tomado aconsejada por su desesperada asesora de marketing, pues paralelamente ha colaborado en sendos temas house con Brian Cross (una chusta los dos, pero algo es algo) y ha iniciado su andadura como jurado en Lluvia de estrellas for Losers, digo, el concurso televisivo Tu cara me suena, donde se la ve más juvenil y haciendo gala de una mayor chispa y sentido del humor petardo que nos recuerdan a la Moni de antaño. Eso sí, a costa de ir hecha una auténtica circa en cada programa, sin quitarse ese falso deje de profundidad, y consintiendo en salir a maullar otra aria vestida de fallera. Absurda. Bueno, seguro que es porque se ríe de sí misma. #no

httpv://www.youtube.com/watch?v=6rfK_8v5xxs

«La yaya, Frenetikah, CioCio-san, Indömita y la mascletá.»

A la vista de semejante artista pasada de rosca, con semejante instrumento y con semejante periplo profesional plagado de altibajos, de randomness y de fastuosas idas de olla, ¿quién es capaz de negar que se trata sin duda del mayor ejemplo de Iberian diva? Por declarar a la Naranjo bien de interés turístico cultural, por una estrella en el Paseo de la Fama y por una plaza ad aeternum en el pabellón de psiquiatría de la Betty Ford.

En espera de su próxima aventura, una especie de libro / ópera-rock / whatever compuesto por ella misma (jesúsmaríayjosé), sólo osaremos darle un consejo referido a la única mácula que hemos apreciado en ella a lo largo de esta etapa: Mónica, darlingDesátate.

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