Todo empezó cuando un ingeniero informático de Florida empezó un tratamiento contra la alopecia. Según cuenta en su blog, él era un hombre «energético, esbelto y atlético».
William, en el típico arresto rutinario.
¿Quizá navegó por la red demasiado rápido?
Durante los 9 meses que duró el tratamiento, sufrió algunos de los efectos secundarios del medicamento, como la disminución de su capacidad mental. Pero los daños más importantes sucedieron cuando William McKee se despertó hecho una malandra una mujer.
Su pecho, que era «duro como una piedra» empezó a desarrollar mamas, sus hombros se «cayeron» a una posición más femenina y sus caderas se ensancharon.
Debido a este cambio involuntario de género, el informático sufrió una profunda depresión y muchos de sus clientes dejaron de contratar sus servicios de software.
Y no todo quedó en cambios fisionómicos, sino que Mandy (a.k.a William) comenzó sentir atracción por los hombres, lo que solo le dejó dos opciones: convertirse en Juanito el Golosina o romper su matrimonio, optando por lo último.
Desde 2011 lleva intentando representar a Florida en Eurovisión reclamar su indemnización a la empresa farmacéutica Merck, que asegura «aniquiló a su antiguo yo», por lo que pide casi 750 millones de euros.
Según algunas fuentes, podría no tratarse de un caso aislado ya que además de crecimiento de senos, algunos hombres sometidos al mismo tratamiento han sufrido de “encogimiento genital”.
Por otra parte, Mandy está considerando un cambio de sexo quirúrgico.
Lo que Mandy no ha perdido es su pasión por la tecnología.
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