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Meryl consigue su tercer Oscar tras treinta años de espera

Esta madrugada, hora española, hemos asistido a nuestra cita anual con los premios internacionales más reconocidos de la industria del cine a pesar de sus muchas carencias, olvidos y ausencias habituales: los Oscar.

Emitida en nuestro país por Canal +, con Manuela Velasco como presentadora, acompañada de toda clase de iluminados varios colaboradores de la cadena y otros invitados de lo más variopintos, como la pesada de Miranda Makaroff y sus ansías de protagonismo, vestido verde chillón incluido las expertas en moda que dieron su visión sobre el despropósito de estilismo de quienes acudieron a la ceremonia, desde la más extrema de las benevolencias.

En cuanto a los Oscar 2012 debe decirse que al apolillamiento general de la gala, que cada año da más muestra de una necesidad imperiosa de ser reformada, la ranciedad en el estilismo de los invitados, con una Penélope Cruz especialmente mal peinada, y al hecho de encontrar las mismas caras de siempre entre los presentes, incluido el propio presentador, Billy Crystal, que parece sacado de la cámara de criogenización año tras año para dejarse caer por el teatro Kodak, se ha unido un soserío que en las últimas ediciones va en aumento y prácticamente ha tocado techo en este 2012, con una gala aparentemente más rápida que, sin embargo, tuvo un orden de premios de lo más arbitrario y resultó bastante soporífera en todo momento.

Gran parte de culpa de este sopor radica en la previsibilidad de la mayor parte de premios, dado que los Oscar se reparten después de que se hayan concedido todos los galardones de los diferentes gremios, de la crítica y demás reconocimientos, que han pasado de ser la antesala de estos premios a directamente destriparlos sin piedad, con contadas excepciones.

Sin embargo, pese a todo, siempre hay cabida para alguna sorpresa y entre ellas, pocos contaban con que el premio a mejor fotografía radicaría en «La invención de Hugo» en lugar de «El árbol de la vida» o el mejor vestuario para «The artist» en lugar de «Jane Eyre», pero, de este modo han «engordado» la cifra de galardones para las películas más premiadas de la noche: «The artist» con cinco premios principales (película, dirección, actor, banda sonora y vestuario) y «La invención de Hugo» con cinco premios más técnicos (fotografía, dirección artística, mezcla de sonido, montaje de sonido y efectos visuales). Lo curioso de estas dos películas es que «The artist» es una película francesa que homenajea al cine americano, el glamour, Hollywood y las estrellas, mientras que «La invención de Hugo» es una película americana que, a su vez, homenajea el cine francés.

Entre estas relativas sorpresas cabe destacar el premio a mejor montaje para «Los hombres que no amaban a las mujeres», que, pese a ser merecido, no era la favorita en su categoría y también es reseñable el curioso dato de que ninguno de los guiones de las dos grandes premiadas de la noche triunfasen, recibiendo «Los descendientes» el reconocimiento como mejor guión adaptado y «Midnight in Paris» lo propio como mejor guión original. En el caso de esta última cinta, nadie recogió el premio ni dedicó unas palabras, como se sabe, Woody Allen no es demasiado amante de estos saraos.

Mucho más previsibles han sido los premios como mejor maquillaje para «La dama de hierro», canción para «Los Muppets», película de animación para «Rango» (mal que nos pese, porque la española «Chico y Rita» era la segunda favorita en las apuestas) y película en lengua extranjera para la iraní «Nader y Simin, una separación», la cinta más laureada del año.

En las categorías interpretativas hubo poco lugar a la sorpresa respecto a los secundarios, reseñando el trabajo de Christopher Plummer en «Beginners» y Octavia Spencer en «Criadas y señoras», y con la victoria de Jean Dujardin como actor principal. En cambio, saltó la liebre y a pesar de que los últimos indicios daban como favorita para alzarse con la estatuilla como mejor actriz en rol protagonista a Viola Davis, finalmente fue Meryl Streep quien, tras treinta años desde su segundo Oscar, se hiciese con el galardón. En esta ocasión nos quedamos sin ver su clásica cara de Mirela circunstancias al ver cómo se escapa su triunfo por milímetros, como le ocurre habitualmente. Este premio para la veterana actriz podría servir para que la dejen descansar tranquila y eviten nominarla en un futuro hasta por un cameo en un hipotético «Mortal Kombat III» como seguramente sucedería si no la hubiesen concedido este tercer Oscar de una maldita vez.

En cuanto a los chascarrillos y números habituales de la gala, apenas puede hablarse de nada novedoso o medianamente interesante, más allá de la actuación del Circo del Sol, que tampoco aportaba demasiado, pero desde aquí nos quedamos con ese maravilloso momento en que se premió un cortometraje sobre la cirujía plástica y los malévolos cámaras de los Oscar no tardaron ni diez segundos en mostrarnos la reacción de Sandra Bullock o lo que quede de ella tras su apreciable desfiguración quirúrgica.

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