Anoche pudimos ver la segunda semifinal de Eurovisión, en la que España no votaba y donde afortunadamente este año podíamos quitar los comentarios de José María Íñigo y su acompañante. Una semifinal más disputada que la primera y de la que vamos a destacar diez momentos.
Los aplausos enlatados
Aunque en la primera semifinal no se notaron tanto, esta vez era muy evidente una de las peores ideas que introducían este año y esperemos que nunca más: aplausos y vítores enlatados. Ya no podemos saber la verdadera reacción de la audiencia presente en el estadio, ahora cada actuación está acompañada de un griterío artificial que nos ha impedido, entre otras cosas, escuchar el abucheo a Rusia en la pasada semifinal. Aunque por no oir, casi no oíamos las voces de los cantantes en algunas canciones; el sonido del show ha sido un descontrol y a veces la música tapaba casi por completo algunas voces. Un auténtico desastre a nivel de realización.
Los besos de los lituanos
No es la primera vez que vemos un beso entre personas del mismo sexo en el escenario. Hace un par de años Finlandia escandalizó a los países de siempre con un beso lésbico. Pero no nos hubiéramos esperado que los siguientes fuesen un país ex-soviético. El beso ha sido de lo más inocente, pero esperamos que cause una indignación desmedida, y si viene acompañada de algún abandono del Festival, aún mejor.
Árboles, muchos árboles
Algo que nos ha llamado mucho la atención es el exceso de árboles y bosques en ambas semifinales. La televisión austriaca, por algún motivo que desconocemos, está obsesionada con los fondos de árboles, de todo tipo.
San Marino, un cuadro de comedor
Tras tres años consecutivos, Valentina decidió darnos un descanso y no representar a San Marino. No es que no vaya a estar presente, porque en su búsqueda constante del foco, Valentina dará los puntos de su país en la final del sábado. Pero aunque pensábamos que nada podría superar algunas de las esperpénticas propuestas de la señora Monetta, San Marino se ha presentado este año con tal cuadro de comedor, que mucho nos tememos que hayan quedado últimos en la semifinal, por lo que Valentina podría regresar, y esta vez como representante perpetua de San Marino.
Sobredosis de dúos
Hemos perdido la cuenta de la cantidad de duetos que hay este año, ni que se hubieran puesto todos de acuerdo. Posiblemente el motivo sea el rotundo éxito el pasado año de Países Bajos, cuya canción y puesta en escena causó sensación y quedaron segundos.
Los polvos blancos en la nariz del sueco
Måns Zelmerlöw era el favorito de la noche, cantó bien, destacó sobre el resto y con la que seguramente haya ganado la semi. Pero nos llamó la atención los restos de polvo blanco que tenía en la punta de la nariz. Seguramente dirá que era antiojeras o de maquillaje que se aplicó a toda prisa, pero todos estamos pensando lo mismo: restos de tiza de pintar los muñequitos que aparecen durante su actuación.
La loca de los cascos
Eslovenia conseguía anoche clasificarse para la final. Y lo hizo con una cantante de voz estridente que no se quitó los enormes auriculares en ningún momento. Y cuando decimos en ningún momento, queremos decir que en la postal que grabó previamente y daba paso a la actuación, siempre los lleva puestos, por lo que nos preguntamos si llegará a quitárselos en algún momento.
Portugal no clasificándose
Este sábado muchos españoles se preguntarán que dónde están nuestros vecinos portugueses, temiendo que se hayan retirado como hizo Andorra y nos quedamos sin los puntos de rigor de nuestros vecinos. Esos que tanto criticamos cuando los que los intercambian son otros países. Lo cierto es que sí votarán, aunque Leonor Andrade no ha conseguido clasificarse, como pasara el año pasado con la fabulosa Suzy. Pero no demos por hecho nada, ya que el el pasado año no dieron un solo punto a Ruth Lorenzo.
Letonia e Israel clasificándose tras años de sequía
La otra cara de la moneda, dos de las propuestas más interesantes de la noche dieron el paso a la final a sus países tras varios años de intentos frustrados. Israel fue uno de los más ovacionados y no conseguían clasificarse desde 2010. Por su parte, Letonia presentaba una fascinante actuación, muy diferente a todo los demás, que ha hecho que vayan a pisar la final por primera vez desde 2008. Ambos países fueron los últimos en ser desvelados en el momento de conocer los finalistas, para darle un poco de emoción.
Polonia juega la carta de la lástima
Y dejamos para el final lo más vergonzoso de la noche. Polonia se ha propuesto últimamente dar la nota en el Festival. Tras mandar el año pasado a unas chicas que iban con los pechos casi al aire, esta vez traen a una cantante en silla de ruedas, circunstancia que han decidido aprovechar para dar pena y conseguir el voto del espectador. Así, en un momento dado y sin venir a cuento, la cámara dejaba el escenario para buscar las pantallas gigantes que hay a ambos lados del mismo, donde hemos podido ver a cantante caminando, en imágenes anteriores al accidente. Y les ha salido bien, porque se han clasificado para la final.
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